martes, 26 de marzo de 2013

Las 3 cosmogonías egipcias: Heliópolis, Hermopolis y Menfis

Voy a seguir con una de las grandes civilizaciones de la antigüedad como es la egipcia, que me encanta. Para los egipcios era muy importante saber cómo fue creado el mundo y por quién, se han formulado tres cosmogonías, según las tradiciones de las tres ciudades más antiguas como Heliópolis, Hermópolis y Menfis. 

Las fuentes principales son:

  • En el año 2350 a.c. aproximadamente, jeroglíficos en el vestíbulo y en la sala del sarcófago de la pirámide del rey Uenis, en Saqqara, la necrópolis de la capital real de Menfis, con intención de asegurar un futuro al monarca en las proximidades del dios sol. Los gobernantes posteriores del Imperio Antiguo (2649-2152 a.c.) continuaron con esta tradición, conocidos como los Textos de las Pirámides,  que constituyen  la compilación religiosa más antigua del mundo.
  •  En el Imperio Medio (2040-1783 a.c.) mediante los textos de los sarcófagos y de las Pirámides se pueden encontrar comentarios sobre el mito del dios creador de Heliópolis. Mucho más tarde, a principios del siglo III a.c., un papiro del Museo Británico (Papiro Bremmer-Rhind) describe el desarrollo de la vida a partir del Dios creador.
  • Gracias al rey Shabaka (712-698 a.c.) sobrevivió el relato metafísico de la creación por Ptah, dios de Menfis. En un viaje de inspección al templo de Ptah, Shabaka al ver que el papiro más sagrado, (que contenía una versión dramática del acceso del dios Horus al trono de Egipto y el mito menfita del dios creador), estaba siendo devorado por los gusanos, ordenó que el texto no dañado fuera grabado en un bloque de granito negro. Piedra que fue utilizada como piedra de molino, antes de que fuera rapiñada por el Museo Británico.

  • Los testimonios que tenemos de Amón como dios creador de Hermópolis están en el Papiro Leiden 1350, un vaso panegírico del dios Sol que enfatiza su exclusivo papel procreador, y en los templos del Imperio Nuevo de Deir el-Bahri y Luxor.
  • En época grecorromana, que son los últimos siglos que se decoran templos en Egipto, como en Esna y Edfú, cuando los escribas proporcionan elaboraciones teológicas para que los escultores las graben.

El dios Sol de Heliópolis


Bajo los arrabales del Noroeste de El Cairo están las ruinas de Yunu. Herodoto (historiador griego) que visitó la región en el siglo V a.c. la conocía como Heliópolis, la Ciudad del Sol. Aquí los intelectuales en el momento de la unificación del Alto y Bajo Egipto (hacía el 3000 a.c.) formularon unas cosmogonía para explicar los elementos vitales de su universo, que culminó en los Textos de las Pirámides de las Dinastías V y VI.

Antes del desarrollo de un cosmos estructurado existía en la oscuridad un océano de agua inerte, al que se consideraba el ser primordial Nu o Nun. Nunca se construyeron templos para honrarlo pero está presente en el culto de muchos santuarios bajo la forma de lago sagrado que significa la "no existencia" antes de la creación. Esta extensión de vida inanimada nunca dejó de existir y tras la creación se imaginaba que rodeaba el firmamento celeste guardando al sol, la luna, las estrellas y a la tierra, al igual que lo hacían con las fronteras de los infiernos.

Atum "Señor de Heliópolis" y "Señor de los limites del cielo", es el demiurgo, el creador del Universo, que surgió de Nu al inicio de los tiempos para crear los elementos que lo componen. Como dios Sol, se autogeneró en un ser y se posó sobre un montículo emergente, una imagen que sugiere los bancales e islas que reemergen tras la estación de las inundaciones del Nilo.
Este montículo primordial tomó la forma de Benben, una firme elevación piramidal cuya finalidad era dar soporte al dios Sol; la reliquia real de piedra, tal vez considerado como el semen petrificado de Atum, se decía que sobrevivía en el Hewet-Benben (la Mansión de Benben) en Heliópolis.
El nombre de Atum es una noción de totalidad, como dios Sol es la Mónada, el ser supremo y quintaesencia de todas las fuerzas y elementos de la Naturaleza. Contiene en si mismo la fuerza vital de cualquier otra deidad aún por existir. En el pensamiento egipcio, la totalidad tiene un poder positivo, como la de llenar una eternidad de existencia, y un aspecto destructivo, como la entrega de un enemigo a las llamas. Este dualismo permite el futuro nacimiento de una diosa constructiva como Isis o de un dios del caos y la confusión como Set.
Hay dos narraciones para explicar como un principio masculino solitario iba a dar nacimiento a su progenie.

  • En el texto 527 de los Textos de las Pirámides, se afirma que Atum se masturbó en Heliópolis "Al coger su falo con las manos y eyacular nacieron los gemelos Shu y Tefnut".
  • En el texto 600, los sacerdotes ofrecen otra explicación, que se basa en una asonancia de palabras con armazón consonántico similar. Atum "salivó a Shu y escupió a Tefnut". Shu es la secreción de Atum en la medida en que su nombre, (de una raíz que significa vacío, noción apropiada para el dios aire) no es diferente de la palabra cuyo valor consonántico es yshsh (en jeroglífico no se escriben las vocales) y que significa estornudo. En el caso de Tefnut, cuyo nombre no tiene una interpretación precisa y cuyo significado se especuló que era rocio o humedad en el aire, las dos primeras consonantes de su nombre forman la palabra if, traducido como escupitajo. Algunas citas del papiro Bremmer-Rhind explican el acto procreador de la Mónada: "Todas las manifestaciones empezaron a existir tras haber empezado yo a existir... no existía ni la tierra ni el cielo... Creé de mi mismo todas las cosas... mi puño fue mi esposa... copulé con mi mano... estornudé a Shu... escupí a Tefnut... después Shu y Tefnut dieron lugar a Geb y Nut... de Geb y Nut nació Osiris... Set, Isis y Neftitis... dieron finalmente lugar a la población de esta tierra".

De Shu y Tefnut nacieron Geb (tierra) y Nut (cielo). Los egipcios consideraban a la tierra como principio masculino y al cielo como femenino, en contraste con la mitología indoeuropea. Geb, personificaba la tierra de Egipto, y a través de él se establecía el vínculo con el trono del faraón reinante. La diosa del cielo Nut se convirtió en una de las deidades más representadas, su cuerpo se tendía a lo largo de Geb, pero, tras haber dado a luz a cuatro hijos, es separada de él por Shu en cumplimiento del mandato de Atum. Más allá de ella está Nu y la no existencia.

Las pinturas que tenemos de ella en la Sala del sarcófago de la tumba de Rameses VI (1156-1148 a.c.) en el valle de los Reyes recalcan su importancia. El dios Sol viaja a través del firmamento, que se halla a lo largo de la superficie inferior de su cuerpo, al llegar al horizonte occidental, al final de las doce horas distribuidas a lo largo del día, el dios Sol es tragado por la diosa cielo; él recorre la longitud interior de su cuerpo durante las horas de la noche, y al alba, Nut da a luz al dios Sol en el horizonte oriental en medio de un despliegue de rojo que es la sangre del parto.

Los sacerdotes de Heliópolis desarrollaron una transición que incorporaba el ciclo mitológico de Osiris en el corpus solar. Esta transición descansa sobre el hecho de que Nut le dio a Geb cuatro hijos: Osiris, Isis, Set y Neftitis, lo que creó una vinculación entre las deidades cósmicas más antiguas de la Enéada y el mundo político.

La imagen del loto fue empleada por los sacerdotes para explicar el nacimiento del dios sol Atum. De Nu brotó un loto, junto con la colina primordial, del que el dios Sol surgió como un niño, aunque autogenerado.
Otro símbolo del nacimiento del dios sol, es el ave Fénix, que en los jeroglíficos se le llamaba el Benu que significa alzarse con fulgor.
Otras manifestaciones: Re o Ra es una palabra básica para designar al sol indicando su presencia física en el cielo y también el nombre del dios Sol "brillando con su disco"; Jepri, es la imagen del sol impulsado por un escarabajo, una analogía tomada de la naturaleza; y Harajti es el halcón remontando el vuelo en el horizonte, lejano y distante como el sol.

Menfis

Ptah, "sur de la muralla", era el dios de Menfis, la antigua capital política de Egipto. En el Imperio Nuevo (1150-1070 a.c.) su templo, Heuetka-Ptah (Mansión del espíritu de Ptah), dio nombre a la región y es el origen a través de Grecia, de la palabra Egipto. En los textos de los Sarcófagos y en los documentos de la época ramésida hay referencias a Ptah como responsable de la formación de los dioses y el Sol y de la maduración de la vegetación. Pero antes en el Imperio Antiguo, la naturaleza de Ptah como supremo artesano se había desarrollado totalmente y su sumo sacerdote en Menfis tomaba el nombre de "el más grande de los supervisores de los artesanos". Desde el reino de Rameses II (1290-1224 a.c.) el dios Ptah se une con la deidad Ta-tenen que su nombre significa "la tierra que se ha hecho distinguible", distinguible de las aguas primordiales. Ta-tenen surgida de Nu, es equivalente a la imagen de la colina primordial ya descrita.

La narración menfita de la creación empieza en la columna 53 de la piedra de Shabaka: Ptah dio vida a otros dioses (incluyendo a Atum de Heliópolis) por medio de su corazón y de su lengua. La presencia de Ptah es universal en los corazones y bocas de "todos los dioses, de todas las personas, de todos los rebaños, de todas las cosas vivientes que se arrastran". Ptah es superior a Atum, que hizo que la Enéada existiese "por su semen y sus dedos". La Enéada de Ptah es los dientes y los labios de su boca, de forma que al pronunciar la identidad de cada cosa, la autoridad de su palabra era tal que toda la creación empezó a existir. Lo que los ojos ven, los oídos oyen y la nariz inspira, va directamente al corazón, y la conclusión a la que llega el corazón es después pronunciada por la lengua. Así es como Ptah ordenó que los dioses existiesen y cómo se convirtió en Ta-tenen, "de quien surgió la vida". Habiendo dirigido el nacimiento de los dioses, Ptah creó para ellos las ciudades, santuarios, lugares de culto y ofrendas perpetuas.

La Ogdóada de Hermópolis

El-Ashmunein es un asentamiento del Egipto Medio que fue en otros tiempos una próspera ciudad que ostentaba un templo construido en honor del dios Dyeheuti, más conocido por su nombre griego de Tot, dios de la sabiduría y transmisor del conocimiento de los jeroglíficos a los antiguos egipcios. Los griegos se referían a ella como Hermópolis, en la lengua egipcia se llamaba Jemnu (que significa "ciudad de los ocho" y era el hogar de ocho divinidades primordiales conocidas como la Ogdóada), de donde deriva a través del copto, el nombre árabe moderno de El-Ashmunein.
El número de ocho dioses o diosas no es fortuito. El cuatro se consideraba como una totalidad equilibrada: los egipcios reconocían cuatro puntos cardinales, el mito de Heliópolis le concede cuatro hijos a Nut y las vísceras extraídas durante el embalsamamiento están protegidas por los cuatro "hijos de Horus" con cuatro diosas guardándolas a su vez. Por lo tanto, el ocho es la totalidad intensificada, de acuerdo con el ensalmo 76 de los Textos de los Sarcófagos, Shu creó ocho "seres infinitos" para ayudarlo a sostener su cuerpo de la diosa cielo.
Los ocho de Hermópolis, estructurados en cuatro parejas, eran entidades personificadas en la materia primordial, con los dioses contemplados como ranas y las diosas como serpientes.


Los formuladores de la cosmogonía hermopolitana estaban convencidos de que la Ogdóada precedía a la Enéada de Heliópolis y que era la responsable del origen del sol. En consecuencia, de la explosión de la energía liberada dentro de la agitada sustancia primigenia, la colina primordial salió a la luz. El lugar se convirtió posteriormente en Hermópolis, pero su emergencia original se describía como la isla de las llamas porque el dios Sol nació en ella y el cosmos fue testigo del brillante resplandor de la primera salida del sol. La Ogdóada son los padres y las madres que empezaron a existir al principio de los tiempos, que hicieron nacer  al sol y que crearon a Atum. Los acontecimientos se sucedieron después en el recién creado universo, pero tres parejas de la Ogdóada no se interesaron más por él y permanecieron inconmovibles e inmutables en el vórtice. Amón y Amaunet, sin embargo, unieron su suerte al nuevo orden, y por eso abandonaron Hermópolis por Tebas.

Amón, el creador trascendente

Durante el Imperio Nuevo, los sacerdotes tebanos con sus himnos al dios Amón elogiaban su carácter incomparable como creador. Su misterio está contenido en su nombre, no puede ser nombrado por ningún nombre que aluda a la naturaleza más íntima, y por tanto en su nombre subyace la idea de "lo oculto", "lo que se oculta a sí mismo". Su identidad es tan secreta que ningún otro dios sabe su auténtico nombre. Amón es sinónimo de crecimiento de Tebas como capital religiosa. Su destacada posición está ya atestiguada en el Imperio Medio, como dios con poderes creadores semejantes a los de la antigua divinidad itifálica Min, el dios primordial de Coptos. Una iconografía de Amón que describe la posesión de una fertilidad inagotable, es "toro de su madre", en la capilla períptera de Senwosret I (1971-1926 a.c.), en el templo de Karnak.
Fue, en los cinco siglos del Imperio Nuevo, cuando Amón se convirtió en jefe indiscutido del panteón egipcio (salvo durante un eclipse de dos décadas, cuando el disco solar del faraón Ajenatón fue promovido al puesto de dios supremo). Amón como gobernante universal debido a su título de "Señor de los tronos de las Dos Tierras" y "Rey de Dioses", tenía templos construidos para él en Tebas. Evidentemente tenía capillas por todo Egipto, pero Tebas considerada como la ubicación del surgimiento de la colina primordial en el origen de los tiempos, era la "ciudad suprema" y todas las demás ciudades de Egipto sólo podían intentar imitarla.

En el mito Hermopolitano de la creación, Amón es una de las fuerzas elementales de la Ogdóada, pero como única deidad en la teología tebana es trascendental, está por encima de la creación y preexiste a los esfuerzos conjuntos de la Ogdóada para que la colina primordial surja. Amón como "el que se hizo a sí mismo" se autogeneró para empezar a existir antes de que todas las demás sustancias existieran. Su fluido se une con su cuerpo para formar un huevo cósmico. Una vez surgido, Amón forma la materia primitiva, los elementos de la Ogdóada de la que él forma parte. El Universo estaba oscuro, silencioso e inmóvil, Amón fue la explosión de energía que impulsó a la Ogdóada a la acción.

Jnum y la teogonía tebana

El dios Jnum, con cabeza de carnero en la región de las cataratas del Nilo, introduce un nuevo énfasis en los mitos de la creación cuyo tema principal es la creación de la humanidad. Se creía que el había modelado la forma del hombre en su torno de alfarero. En los mitos heliopolitanos y hermopolitanos la raza humana es ignorada en favor de los temas cósmicos. 
El carnero, la criatura sagrada de Jnum, es un símbolo de la procreación en el mundo natural.
En Asuán, en la catarata del Nilo, Jnum controlaba las cavernas de Hapi, el dios de la inundación. Con la inundación, el agua cubría los campos y al retroceder dejaba una rica capa aluvial, donde se cultivaba dando un excedente de grano, por lo que inundación significaba prosperidad y Jnum su controlador era visto como un benefactor del pueblo de Egipto.
En el templo de Esna en el Alto Egipto, Jnum era celebrado como el creador de todo el pueblo con su torno de alfarero. Hay descripciones en las que su trabajo en el torno no está restringido a los egipcios sino también a los extranjeros, él es un creador universal que formó a los dioses y a las gentes, a los animales, los pájaros, los peces y reptiles. La idea de Jnum moldeando al ser humano en un torno de alfarero, pudo influir en el poeta griego Hesíodo que uso para la conformación de Pandora (700 a.c.) que describe tanto en la Teogonía como en los Trabajos y los días.
Amón le confió un encargo en Tebas a Jnum, que se conoce como la "teogonía tebana" que describe el matrimonio, más bien el breve encuentro sexual entre Amón y la gran esposa real. Un ejemplo es el del nacimiento del faraón Amenhotep III, en los relieves de Luxor. Amón tomó forma de Tutmosis IV. La reina Mut-em-uiya (esposa real de Tutmosis IV) sentada frente a Amón en un largo sofa, que puede leerse también como el jeroglífico de cielo, simbólicamente es el lugar de Amón en los cielos muy alejado de la habitación en palacio. Los dos están vestidos, pero sus piernas están enredadas. La mano derecha de Amón tiende el anj (el signo de la vida) hacía la nariz de ella para que aspire en él la vitalidad. Éste es el momento del orgasmo y de la transmisión del semen del Dios a la Reina.

Aguantando el sofa-cielo con sus cabezas y agarrando los pies del Dios y la Reina aparecen la diosa escorpión Serket y la diosa demiurgo Neit. Amón llevando su cetro de soberanía y le signo de la vida, se acerca a Jnum dándole instrucciones. Jnum se sienta sobre un trono y modela dos cabezas infantiles en el torno de alfarero, una es el rey Amenhotep III y la otra representa a Ka o fuerza vital eterna del faraón. La diosa Hathor que es la guardiana de la realeza, se sienta junto al torno y tiende al anj hacía las dos figuras. El misterio rodea el método que usó Jnum para la implantación de estos dos seres moldeados en las entrañas de la Reina. La siguiente escena muestra el nacimiento de Amenhotep III.