miércoles, 26 de diciembre de 2012

Como hoy estoy revolucionaria pondré esta obra maestra de Eugene Delacroix, El 28 de Julio: la Libertad guiando al pueblo, de 1830.

El levantamiento polaco de 1830-1831 inspiró en la Europa occidental casi tanta simpatía como la guerra de los griegos. Pero la insurrección polaca suscitó menos interés entre los artistas que la guerra por la independencia griega, ya que vieron en ésta no sólo una expresión de nacionalismo y liberalismo, sino un reflejo agrandado de su propia lucha por liberarse de las reglas académicas de la Grecia antigua. Era frecuente la fusión de las ideas e ideales artísticos y políticos.

Esta obra que es una combinación de alegoría y realismo, de pintura histórica y reportaje, no fue bien acogida al ser expuesta por primera vez en el salón de 1831. La compró el estado, pero estimó que era demasiado incendiaria para mostrarlo en público mucho tiempo ( fue expuesta de nuevo después de la Revolución de 1848 y también en 1855, pero sólo unas semanas y no se puso al alcance del público de forma permanente hasta después de 1861).

Representa a la Libertad con el fusil con la bayoneta calada en una mano y en la otra la bandera Tricolor, flanqueada por un gamin blandiendo dos pistolas, un burgués con sombrero de copa y un proletario esgrimiendo un sable, avanzando hacía el espectador y vuelve la cabeza para animar a sus seguidores. Pese a su parecido físico con la Grecia de las ruinas de Missolonghi, representa una concepción de la libertad no negativa, sino positiva. Y los cadáveres de tamaño natural del primer plano, uno de los cuales recuerda "La balsa de la medusa", representan como los individuos pueden ser sacrificados a los ideales políticos. 

El cuadro parece reflejar un conflicto no superado entre la libertad personal y artística que Delacroix reclamaba y un libertarismo político que cada vez le resultaba más de temer. Fue un conflicto al que hubieron de enfrentarse todos los románticos.


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